Empecé mal. Excesivas expectativas y tensión. El tiempo, estructurado en mi rígida planificación diaria, demasiado corto, y lo sabía.
Los ingredientes que había comprado el día anterior, todos expuestos y alineados en el mármol de la cocina. A su lado, la receta escrita a mano en francés, otro ejemplo de cómo nos cuidaron Thierry & Sylvie cuando estuvimos este verano con ellos en La Provenza, al enviarnos por correo una libreta con las recetas que más nos habían gustado escritas por Sylvie; junto a su letra, garabatos míos con la traducción de algunas palabras que había tenido que buscar en el diccionario. El delantal puesto, las ollas encima de los fogones y de fondo Norah Jones, en un intento absurdo de crear una atmósfera tranquila y rebajar la presión que absolutamente nadie (más que yo misma) me había impuesto.
Volví a mirar el reloj. Vale, 30 minutos para cortar todas las verduras; 10 para que se hagan al dente en la olla; 30 más, como dicta la receta, para mezclarlas con el agua hirviendo y unos últimos 5 para añadir el pesto que prepararé mientras la verdura reposa en el agua. 1h 15m en total. Si me ceñía a los tiempos sí tendría tiempo de hacerla. Antes de empezar, una voz en mi cabeza decía "sabes que así no saldrá. Está todo forzado. Hay presión y poco tiempo. Esta no es la manera de disfrutar cocinando". La acallé subiendo el volumen del cd.
Cuando llevaba 40 minutos pelando y cortando calabacines, judías y tomates estaba a punto de llorar. Ya me había pasado del tiempo destinado a esa parte, la cantidad de verdura que estaba saliendo me parecía descomunal para una sopa, y el "disfrutar cocinando" se había ido a la porra des del momento que no había dejado de mirar el reloj para ver cuanto tiempo me quedaba, es decir, des del minuto 1. En ese momento me planteé si dejarlo todo tal cual, ir a ducharme y prepararme un plato de espaguetis para poder salir de casa a la hora y sin sacar el hígado por la boca. Lo cierto es que no lo hice porque no sabía qué hacer con tal cantidad de verdura cortada (mi imaginación en la cocina es muy limitada por el momento) y, siendo totalmente sincera, porque no me gusta dejar las cosas a medias: lo que empiezo procuro acabarlo y, aunque no salga bien, por lo menos lo he intentado hasta el final y, con un poco de suerte, he aprendido algo en el proceso.
Así que continué. Con ninguna esperanza ya de que saliera algo comestible de todo el lío que estaba armando. Y curiosamente (probablemente no), sin esa expectativa me relajé totalmente y, entonces sí, empecé a disfrutar del proceso. Continué cortando las zanahorias, y después las patatas, esta vez con mucho cariño, sin maldecir que hubiera tantas. Preparando el pesto me divertí de lo lindo, machacando a conciencia los piñones y la albahaca, y salpicándome con el tomate y el aceite. Me sentía como un niño que juega, sin ningún objetivo, simplemente porque se lo pasa bien. Como estaba 100% convencida de que aquello no llegaba a buen puerto, lo hice por diversión, y qué divertido fue.
Y lo mejor de todo? Cuando acabé y me di cuenta de que realmente había salido una soupe au pistou y que, además, estaba buena. Perdón, muy buena (hay margen de mejora, por eso, lo sé). La sensación de satisfacción y felicidad invadían todo mi cuerpo. Quería llamar a alguien y contarle mi hazaña. Estaba contenta, no tanto porque finalmente hubiera salido la sopa (que también, no lo voy a negar) sino porque una vez más, en esta ocasión en la cocina, se había demostrado que, cuando te relajas, las cosas salen prácticamente solas. Cuando no te obsesionas ni te presionas y dejas que las cosas sucedan, todo fluye. Y, lo mejor, que cuando te entregas es cuando realmente disfrutas del proceso.
Soupe au pistou (sopa típica francesa, requetebuena, ideal para los días de frío!)
receta para 8-10 personas
tiempo de realización: casi 2horas (yo soy lenta así que quizás un poco menos pero, aún así, lleva su tiempo)
ingredientes
- 1kg de calabacín
- 1kg de zanahorias
- 1kg de judías verdes
- 500g de judías rojas (crudas)
- 350g de judías blancas (crudas)
- 6 tomates (a gusto del que se va a comer la sopa, se le puede quitar la piel, o no)
- 2 patatas
- 4 cabezas de ajo
- unas hojas de albahaca
- 1 puñado de piñones
- sal y pimienta
- aceite de oliva
- queso parmesano
preparación
1. Lavar todas las verduras y cortarlas todas en trocitos bien pequeños (menos las judías blancas y rojas, se entiende. Éstas deberán haberse dejado en remojo la noche anterior para que se ablanden un poquito)
2. Meterlas todas (menos las patatas) en una olla (ó dos, como en mi caso, a falta de una olla suficientemente grande para todo), con un poco de aceite de oliva, a fuego lento hasta que estén un poco hechas pero todavía crujientes
3. En otra olla, poner a hervir 1litro y medio de agua, con sal. Cuando esté hirviendo, añadir las verduras y dejarlas media hora a un fuego medio. En el último momento (cuando falten 3 ó 4 minutos), añadir las patatas
4. Mientras las verduras están en el agua, en un mortero machacar las 4 cabezas de ajo, las hojas de albahaca, el puñado de piñones y añadir un chorro de aceite de oliva, sal y pimienta. Finalmente, añadir también 2 tomates y machacarlo todo junto
5. Añadir la mezcla en la olla con las verduras y calentarlo todo junto unos minutos más a fuego lento
6. Servirla con un poco de parmesano rallado por encima
A disfrutarla!
pd. gracias Silvia & Dani por aclarar unos conceptos culinarios básicos antes de que me metiera al lío! :D