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Miércoles 20 de marzo. Sigo enferma. 3 semanas ya. Esto es agotador. Evidentemente, no me encuentro como el primer día, ha habido una mejoría (demasiado leve para mi gusto), pero sigo irremediablemente en la cama la mayor parte del día porque estoy muy débil, muy cansada y muy flojilla.
Tantos días de reposo me han dado muuuuuuuucho tiempo (todo el tiempo que habitualmente me quejo de no disponer) y, como no puedo hacer prácticamente nada por estar demasiado débil, lo he aprovechado para pensar (qué remedio, no?). Ahí van algunos de los pensamientos que me han ido pasando por la cabeza:
1. El cuerpo es muy sabio. Hacía tiempo que sabía que tenía que frenar el ritmo, parar un poco, tomar aire y respirar, replantear cosas, y no lo hacía. Y qué pasa si no lo haces a las buenas? Pues que lo haces a las malas. Tú no paras? No te preocupes, lo hace tu cuerpo por ti.
Por este motivo no estoy demasiado enfadada con todo el proceso que llevo. Desanimada? Sí. Bastante (y, según los días, mucho), pero enfadada no. Agradecida, en cierto modo, porque creo (estoy convencida) que yo no hubiera parado como he tenido que parar ahora.
2. Parar va bien, te da una nueva perspectiva de las cosas. Como ya he comentado alguna vez, yo tiendo a ir revolucionada, corriendo a todas partes, intentando abarcar más de lo que puedo y... cómo es aquella frase? Quién mucho abarca poco aprieta? Pues eso. Intentando llegar a todo pero sin hacer nada realmente a conciencia. Y cuando corres mucho no puedes pensar, estás demasiado inmerso en el "haz, haz, haz" pero cuando paras... cuando paras puedes ver las cosas con perspectiva, puedes ver la imagen global y puedes relativizarlo todo. Por ejemplo: yo llevo 3 semanas totalmente parada y, sorprendentemente, el mundo ha continuado girando sin mí. Será que todo lo que tenía que hacer no era tan importante ni tan imprescindible?
3. Decía que parar te permite pensar, y también revisar. A mí me ha dado por revisar qué hay en mi vida que no me satisface, y esto me ha llevado a pensar en los cambios y en lo terroríficos que pueden resultar a veces. Yo tuve una profesora en la carrera que me dijo que nuestra actitud frente a los cambios suele venir determinada por nuestra experiencia con ellos. Es decir, cómo han sido los cambios importantes que has tenido en tu vida? Voluntarios? Impuestos? Deseados? Traumáticos? Repentinos? En función de cómo hayan sido, tu actitud frente a los cambios será una u otra. Lo cierto es que mi experiencia con los cambios (significativos) no ha sido muy positiva y esto ha determinado mi posicionamiento frente a ellos. Los cambios me dan pánico. La idea de voluntariamente ir hacia la incertidumbre, hacia una cosa que no sabes, que no conoces, me asusta bastante pero, qué es mejor, lanzarse a la piscina y probar algo nuevo o continuar con una cosa que no te gusta, que ya no da más de sí?
Aquí va un video que me encanta que va precisamente sobre esto, sobre el atreverse a cambiar.
Y yo creo que ya está bien por hoy, no? Que menudo rollo tengo... Pero como hace poco más de una hora que hemos entrado en la primavera y esto me encanta porque significa que los días son más largos, que hay ese solecito que calienta pero no achicharra, que ya se puede volver a estar en una terracita con una cervecita bien fresca, que apetecen actividades al aire libre y que todo se ve des de una perspectiva más optimista, dejo unas cuantas imágenes muuuuuuy apetecibles de cosas que pienso hacer en cuento me recupere. Feliz miércoles!! ***
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