Habíamos pasado por enfrente 20.000 veces; siempre había gente esperando, tanto dentro como en la misma calle. Cada vez que lo veíamos repetíamos que queríamos venir a comer un día y, como tantas otras cosas, no lo habíamos hecho aún. Y es que Barcelona tiene esto: hay tantísima oferta, tantos planes por hacer, tantos sitios a los que ir, probar, visitar,… que es
Cuando la semana pasada decidimos que iríamos a la World Press Photo, vimos la ocasión perfecta para comer primero allí. Llamamos a eso de las 12h para reservar… y ya estaba lleno! Nos apuntaron en lista de espera para las 15h.
Llegamos a las 14.55h y nuestra mesa estaba preparada. Bien! No me apetecía nada ponerme a dar vueltas y buscar un lugar a esas horas, había hambre.
Nada más entrar, un olor diferente. A comida, sí, pero no el típico olor a comida de restaurante. Supongo que el hecho de que sea vegetariano influye.
El espacio es muy agradable. Grande, sin duda, mucho más de lo que parece des del exterior, pero no una sala larga llena de mesas; 3 salas diferentes, con rinconcitos y espacios acogedores, con el ladrillo a la vista y un arco en la entrada bien bonito. Las mesas, sillas y bancos, funcionales; de madera y chapa metálica.
La carta…mmm… un mundo aparte. Una propuesta sana y familiar pero, sin duda, innovadora. Con platos de aquí pero alguna influencia de allá, como la ensalada de algas marinas, y con una oferta amplísima apta para vegetarianos, veganos y celíacos (y carnívoros como nosotros a los que les gusta probar cosas nuevas). Después de leerla como unas 5 veces y sin tenerlo claro todavía por el sinfín de opciones que había, decidimos compartir unas croquetas como entrante, y escoger un risotto de avena con espinacas, espárragos, calabacines, queso y ralladura de piel de limón, Rícard, y un canelón XXL de gírgolas, champiñones, boletus y shitake, yo. Comimos súper bien. Se confirmó lo que se intuía, una comida casera de alta calidad, con ingredientes frescos y de proximidad, hecha con esmero y cariño. Las croquetas (de espinacas, setas, calabaza con brie, alcachofas con roquefort y queso - una de cada -), especialmente logradas, cada cual más buena. Y, de postre, un coulant de chocolate con helado de vainilla y chocolate deshecho por encima, que el coulant no entiende de dietas. Para acompañar todo esto, dos copas de vino y una botella de agua natural. En total 44€. No es barato, cierto, pero nos han salido mucho más caras otras comidas de 15€ por persona.
. dirección: c/ Jovellanos, 2 (entre Pelayo y Tallers), metros L1 y L2 Universitat
. horario: todos los días, de 9h a 23.30h (brunch, de 9h a 14h y carta, de 12h a 23.30h)
precioso post!
gracias Rakel! :)