Hoy llega el post con la segunda parte de nuestras vacaciones pero, después de darle muchas vueltas, he decidido que no voy a hacer un post con recomendaciones y lugares a visitar como hice con el primero (aunque estaré más que encantada de facilitarlas por email si alguien quiere o necesita sugerencias). No, lo que me gustaría compartir aquí es lo que hizo realmente que fueran unas vacaciones tan y tan especiales, tan memorables, tan únicas.
En esta segunda parte estábamos Rícard i yo solos. Como en la primera, decidimos muy apresuradamente que nos íbamos y todo fue un poco precipitado. Para no encarecer más el precio del viaje, optamos por un destino al que pudiéramos llegar fácilmente en coche y, después de haber hecho una primera visita esta pasada Semana Santa y enamorarnos de la zona, constatamos que era a La Provenza donde queríamos ir.
Después de pasarme una mañana entera buscando casitas que se alquilaran o chambres d'hôtes que tuvieran encanto (los B&B franceses), y de enviar 500.000 mails preguntando disponibilidades, recibí una llamada de un señor francés que, en una mezcla de francés y algo de español chapurreado, me dijo que había recibido mi email, rebotado de una chambre d'hôtes a la que yo había consultado pero que no tenía disponibilidad, y me sugería que mirara su web y fuéramos a su casa. Lo cierto es que el hombre me pareció súper cordial y amable y, nada más entrar en la web, lo tuve claro: para allá íbamos.
La casa en cuestión, Bellone, está justo pasado un pueblo muuuuuuy pequeño, Brue Auriac, en medio de un bosque y no tiene nada alrededor. Para llegar tienes que ir por un camino estrecho y sin asfaltar durante 2km. Sus dueños son Thierry y Sylvie, un matrimonio de 60 años, totalmente entrañable, acogedor y afectuoso. El terreno donde se construyó Bellone pertenecía a la familia de Thierry y, cuando sus hijos eran pequeños, solían ir a pasar los fines de semana por ahí, a jugar en el bosque. Desde siempre él había querido construir una casa para la familia allí y, finalmente, después de mucho esfuerzo, trámite y tiempo, lo consiguió.
Bellone es simplemente preciosa. Tiene 4 habitaciones diferentes, todas decoradas con un gusto impecable. Cuenta con una especie de patio donde se desayuna y cena al aire libre, y metros y metros de jardín, con un rincón ideal para sentarse a leer o a no hacer nada, simplemente a dejarse envolver por la belleza de esos parajes y escuchar el piopio de los pájaros. Y tiene una piscina también, recién estrenada, ideal para darte un chapuzón cuando llegas de recorrer y visitar los cientos de pueblecitos hermosos que hay alrededor, y quedarte como nuevo.
Thierry y Sylvie son los mejores anfitriones que he conocido jamás. Si te quedas a cenar (es optativo), a las 8 pm Sylvie habrá preparado algunos aperitivos (el apéro es muy típico en Francia, especialmente en verano, aunque nos aseguraron que en Bellone se hace todo el año) tales como tartaletas rellenas, pinchitos variados, anchoas envueltas de hojaldre... que se tomarán en el jardín, acompañados por vino rosé o blanco (dios, cómo me ha gustado el rosé! ese color tan pálido que a veces parece incluso blanco, tan fresquito, tan suave....). Y a las 9 pm pasarás a la mesa grande, que estará decorada cada día con un estilo diferente (platos de colores un día, un punto más romántico otro, toque provenzal un tercero...) donde, me atrevo a aventurar, comerás como nunca habías comido: platos 100% caseros, con la mayor parte de ingredientes sacados del huerto que tienen (porque sí, tienen huerto y gallinas), y totalmente exquisitos. De verdad. Sylvie es una cocinera increíble. Ah! y muy probablemente esto será rodeado de amigos de Thierry y Sylvie, todos encantadores, que te harán sentir como si estuvieras en casa.
Nos han sugerido pueblecitos para visitar, rutas para ir en coche de una belleza impresionante, chateaux súper bonitos y especiales para degustar y comprar vino, mercados por los que perdernos... incluso nos llevaron a pescar en barquito a un lago en las Gorges du Vedron, y desayunamos a las 9h de la mañana, en medio del agua, quesos y embutidos de todos los tipos, pan prácticamente sacado del horno (lo compramos a las 6h, cuando íbamos de camino, justo cuando abrían la panadería) y una copa de rosé.
Lo que vivimos esa semana que estuvimos con ellos no tiene palabras. Fue una experiencia tan especial! Y lo mejor de todo fue que no habíamos previsto nada de esto, fue un regalo totalmente inesperado y, a la vez, magnífico. Conocerlos ha sido un placer y un honor y nos volveremos a ver, estamos seguros, porque fue una experiencia inolvidable que habrá que repetir.
Si alguien está pensando en hacer una escapada a la Provenza, incluso si solo busca desconectar de todo durante 3 ó 4 días, no puedo más que recomendarles esto, es difícil de explicar pero para nosotros fue prácticamente magia.
Aquí dejo su web y unas cuantas fotos de la casa por si a alguien le apetece vivir una experiencia 100% provenzal! ;)
Web: http://belloneprovence.com
Feliz semana! :)
Web: http://belloneprovence.com
Feliz semana! :)
Me gusta!!
Me alegro Sofía! :) Muchas gracias! Un abrazo