La semana pasada, muy a última hora, como vimos que yo iba evolucionando bastante bien de la enfermedad, decidimos hacer una escapadita de 3 días aprovechando los días festivos de la semana santa. La idea era airearnos los dos un poco, salir de casa (yo lo estaba deseando!), desconectar de todo, y disfrutar de la compañía mutua ya que las últimas 3 semanas había estado instalada en casa de mi madre y apenas nos habíamos visto. Las únicas condiciones eran no irnos muy lejos por si no me encontraba bien que pudiéramos volver rapidito, y hacer un plan muuuuuuy tranquilo, de paseos cortos y ratos de descanso. Con estas premisas nos pusimos a mirar en el mapa y decidimos que nos íbamos a Aix en Provence, en la Provenza francesa, muy cerquita de Marsella y la Costa Azul.
Nadie nos había hablado de Aix en Provence. De hecho, yo era la primera vez que oía el nombre, pero estaba mirando el mapa y dije "quiero ir aquí, aquí me gusta" y la verdad es que fue todo un acierto.
El viaje, aunque muy cortito (nos fuimos el viernes y el domingo estábamos de vuelta) ha sido indescriptible. La zona es preciosa, muy, muy bonita, y tiene un nosequé que nos enamoró a los dos. Sus colores; la infinidad de mercados al aire libre; las flores por todas partes; el sinfín de plazas con fuentes; la cantidad de gente haciendo vida en la calle, con los amigos, las parejas, las familias, en las terrazas, charlando animadamente y tomando algo; los innumerables rinconcitos especiales, con encanto; el trato exquisito de la gente; el idioma (lo reconozco, soy una apasionada del francés, me fascina escucharlo);... todo, fue una mezcla de todo. Han sido 3 días increíbles.
Además, a parte de conocer Aix, también pudimos visitar otros pueblecitos que quedaban cerquita o que nos pillaron de paso de la vuelta a casa, como Cassis, Beaux en Provence, Nimes (parada a comer el día que íbamos para Aix), Arlis (parada a comer el día de vuelta) y Narbonne (en este último sólo nos dio tiempo de tomar un café porque ya anochecía y todavía nos quedaban unas horas de coche antes de llegar a casa). Lo que ambos tenemos claro es que tendremos que volver. Con más días por delante y con más energía (sobre todo por mi parte) y, a poder ser, en junio, que es cuando nos han dicho que los colores son más espectaculares y cuando no podemos dejar de visitar los campos de lavanda, porque está claro que la zona merece la pena.
He intentado hacer una pequeña selección de las fotos que hicimos y, creedme, aunque de verdad he puesto empeño en la tarea, lo de "pequeña" no sé si cumple... lo cierto es que me he dado cuenta de que hacemos muuuuuuchas fotos, especialmente yo (en serio, cómo lo hacíamos antes, cuando no existían las cámaras digitales?) pero bueno, el caso es que he sido incapaz de reducir más el número de fotos, así que para no abrumar con tanta imagen lo dividiré en dos posts.
Aquí van las primeras. Espero que os gusten tanto como a nosotros conocerlo!
desayuno espectacular que tomamos el primer día. Impresionante! |
Nimes |
Narbonne |