Llevamos ya 3 días de lluvia non-stop, viento, frío... días grises y poco apetecibles, vaya. Por lo menos en Barcelona. Aunque, según cómo se mire porque, si este frío y lluvia los ves des del ventanal de un salón con chimenea (encendida), acurrucadito con una manta de esas tan gustosas, y una taza de chocolate caliente entre las manos, qué quieres que te diga, tiene su gracia ;)
Dicen, por eso, que el agua es símbolo de pureza y de limpieza así que, quién sabe, quizás esto es lo que necesitábamos todos, y también la ciudad. Un buen baño de agua, que se lleve todo lo que sobra, y que podamos empezar de nuevo, más limpios, más ligeros y con más buenas vibraciones.
Yo debo estar un poco como el tiempo, pues llevo 4 días (¿o un poco más? he perdido la noción del tiempo...) con un virus estomacal que me tiene totalmente K.O. De la cama al sofá, este es el resumen de mis últimas 96 horas. Pero sin aburrirme porque he estado tan aturdida que no he sido demasiado consciente del paso de las horas. Hoy parece que estoy un poquito más lúcida (lo digo en voz baja porque no las tengo todas), así que me he animado a escribir un ratito.
Pues eso, que yo debía necesitar también una buena limpieza para poder empezar de nuevo, con fuerzas renovadas. Espero que ambos (la lluvia y mi virus) hayan cumplido ya su misión y que mañana salga el sol para los dos.
Y, mientras tanto, pues a seguir aguantando y, ¿por qué no?, intentar ver el lado bueno de las cosas. Feliz miércoles!