Acabamos de llegar de Tallinn, capital de Estonia. Es una ciudad curiosa porque el casco antiguo se diferencia claramente del resto. La ciudad en sí recuerda a una ciudad soviética: avenidas muy grandes y anchas, edificios imponentes y un aspecto, en general, un poco destartalado. El casco antiguo, en cambio, no tiene nada que ver con todo esto. Se construyó entre 1400 y 1700 y actualmente está declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Es un casco antiguo chiquitito y lleno de rinconcitos y callejuelas que hay que ver y pasear. Se divide en dos: la ciudad alta (Toompea) y la ciudad baja.
En la ciudad alta está el Parlamento y el Gobierno de Estonia, la Catedral ortodoxa rusa de Alexander Nevsky, y la Catedral de Sta. María (la iglesia más antigua de Estonia).
Catedral de Alexander Nevsky |
Catedral de Sta. María |
En la ciudad baja encontramos la Plaza del ayuntamiento (recuerda muchísimo a la plaza del ayuntamiento de Praga!), las iglesias de San Nicolás y Espíritu Santo, y la iglesia de San Olav.
En San Olav se puede subir a la torre pagando 2€; hay unas vistas de toda la ciudad realmente bonitas. Eso sí, para llegar arriba hay que subir 258 peldaños irregulares por una torre que es muy estrecha y donde tanto los que suben como los que bajan toman el mismo camino. El mirador de la torre también es muy estrecho y, si hay gente, puede ser un poco claustrofóbico, a pesar de estar al aire libre.
Estas son las vistas que hay desde lo alto de la torre de San Olav |
A parte de visitar las diferentes iglesias y edificios significativos, lo que merece la pena realmente es pasear. El casco antiguo está muy bien cuidado y muy orientado al turismo, y está lleno de rinconcitos preciosos que hay que ver.
Lo que más me ha gustado son las múltiples cafeterías que puedes encontrar, todas súper cucas y cuidadas al detalle. Destaco especialmente el Café Amore, que es una auténtica preciosidad de lugar.
Foto del Café Amore . C/ Harju, 5 |
En lo que refiere al resto de la ciudad, nosotros nos dedicamos a pasearla y mi impresión es la que comentaba al principio: se trata de una ciudad exsoviética, con avenidas muy anchas y edificios muy grandes que empiezan a acusar el paso del tiempo, lo que le da un aire un poco destartalado. Destacaría los parques y jardines del barrio de Kadriorg, enormes y muy verdes, y bonitos de ver.
Tallinn es un buen destino para hacer una pequeña escapada, con esas personas que realmente quieres (familia, amigos, pareja…) ya que permite pasearla sin prisas y disfrutarla entre cafeterías entrañables y rinconcitos escondidos.
Vista panorámica desde uno de los miradores de la ciudad alta, al Casco Antiguo |
Parte de la plaza del Ayuntamiento, en la ciudad baja |
Foto del parque de Kadriorg |
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Jo afegiria que, en aquests raconets, és realment un plaer compartir un cafè, un te o un gelat amb les persones que estimes...